martes, 19 de mayo de 2009

RECORDANDO A MARIO BENEDETTI














Cada ciudad puede ser otra

MARIO BENEDETTI
Los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Jaime Sabines
Cada ciudad puede ser otra
cuando el amor la transfigura
cada ciudad puede ser tantas
como amorosos la recorren
el amor pasa por los parques
casi sin verlos amándolos
entre la fiesta de los pájaros
y la homilía de los pinos
cada ciudad puede ser otra
cuando el amor pinta los muros
y de los rostros que atardecen
unos es el rostro del amor
y el amor viene y va y regresa
y la ciudad es el testigo
de sus abrazos y crepúsculos
de sus bonanzas y aguaceros
y si el amor se va y no vuelve
la ciudad carga con su otoño
ya que le quedan sólo el duelo
y las estatuas del amor
Alguien
MARIO BENEDETTI

Alguien limpia la celda
de la tortura
que no quede la sangre
ni la amargura
alguien pone en los muros
el nombre de ella
ya no cabe en la noche
ninguna estrella
alguien limpia su rabia
con un consejo
y la deja brillante
como un espejo
alguien piensa hasta cuando
alguien camina
suenan lejos las risas
una bocina
y un gallo que propone
su canto en hora
mientras sube la angustia
la voladora
alguien piensa en afuera
que allá no hay plazo
piensa en niños de vida
y en un abrazo
alguien quiso ser justo
no tuvo suerte
es difícil la lucha
contra la muerte
alguien limpia la celda
de la tortura
lava la sangre pero
no la amargura.
Yo no te pido
MARIO BENEDETTI

Yo no te pido que me bajes una estrella azul
solo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.
Yo no te pido que me firmes
diez papeles grises para amar
sólo te pido que tu quieras
las palomas que suelo mirar.
De lo pasado no lo voy a negar
el futuro algún día llegara
y del presente
que le importa a la gente
si es que siempre van a hablar.
Sigue llenando este minuto
de razones para respirar
no me complazcas no te niegues
no hables por hablar.
Yo no te pido que me bajes
una estrella azul
solo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.

domingo, 17 de mayo de 2009

AZUL




AZUL
(BETINA, 1985)

Sólo queda la charca pantanosa
Cuarteada. Ocre. Fétida.
Olvido y aguas negras
Silencio y ruinas lapidadas
Donde antes sólo verdor y aguamantina
Multicolores bandadas
plañideras
Que otro tiempo poblaron la laguna

Sólo quedan
Mitro y recuerdo.
Larva
Dilatado insecto
Antiguos caracoles de mar

Que mueren confundidos con el tiempo

Dadores. Asomados por la tierra humedecida
de rugosas grietas dilatadas
Su gancho
Corvo
Naranja
Tan aislado

Cuerpo azul sacudiendo los ramajes
Un rayo lo tienta hacia la luz
Huir de frente al mundo que lo atrapa
extingue

Indiferentes
Brillan minúsculos puntos vidriosos del salitre
Donde viento insiste en borrar aros del camino
Huir de espaldas hacia el inmenso
Espacio vacío de movimientos y sonidos

Debatiendo vida en conjeturas insalvables
Abandonando sus pasos
Del atajo.
De la nasa
Otros tiempos
Otros círculos
Otros azules

En la arenosa arcilla tristes huellas
Caminos
Solitarios
En hileras
Que viento y nadie van borrando

De la abandonada laguna de los patos
El género azulado ya se extingue
Remontando piedras coloradas

En la cima
Nadie le espera. Tristeza y lejanía

Multiplicar su especie. Un imposible
Vida que no devore y lo sostenga

Movimiento azul de manos engarfiadas
Sin más encanto que osamenta de mar

Clamor silencio
En la vastísima
Oquedad sin existencia
Aire y sol pregonan tus lamentos