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lunes, 2 de mayo de 2011

¿CÓMO TE LLAMARÁS?

A veces me encuentro dando gracias a Dios sin comprender por qué. Existes en mí y no recuerdo desde cuándo. Te percibo desde mis olvidos como una humilde libélula que me arrastra con su colorido hacia la luz…una luz cada vez más distante. Creo que no importa si se va mi vida con su carga de bondades, alegrías y dificultades a un no recordar quién soy y por siempre quedarme en ti…con tu presencia. Tampoco si me atraes al amor que no recuerdo para luego olvidarte. Desde hace un buen tiempo para no olvidar escribo cada día. Amanezco contigo en las omisiones de este eterno ritornelo…Me sostengo buscando cosas perdidas con la seguridad de creer me las han robado. Todos ríen porque en estos desdenes, abandono mis versos favoritos, cambio sus nombres y no deseo salir de esta estancia donde me mantienes prisionera entre almohadones y gruesas cobijas. ¿Cómo voy a recordar mi número telefónico si jamás me he llamado? No quiero traer fechas importantes a este presente. Ni las banales. Ni planificar viajes o cocinar. Mucho menos saber cuánto hemos acumulado en las cuentas bancarias y menos aún, permanecer en esta rutina pertinaz que como el sonido de la menuda lluvia sobre los techos olvidados, agobiaba mi vida. 


Me siento estacionaria y sin pasado. Soy un cascaron, sin conciencia que la inercia mueve hacia los vacíos que dejan los sonidos desconocidos al marcharse. Hoy… se me ha quemado el asado… el olor me avisa… no he perdido la capacidad para aprehender los sabores cotidianos… también entiendo, no es el descuido… estás ahí…silencioso y triste penetrando las ventanas los poros y la mente invernal sin saber siquiera desde cuándo te has sentado sobre la orilla de la cama con tu rostro de olvido y tu camisón de muerte. Esta mañana, me he visto en el espejo de siempre y por un instante, no he sabido quién soy… pero me siento feliz de estar aquí, como quien permanece olvidada entre viejos trastos y ungida de fiesta... como quien espera pacientemente lo que no sabe qué espera. Todos lo saben…menos yo… pero no importa. Estoy convencida... viviré contigo en adelante. Por eso, te llamarás Alzheimer a partir de este momento para que mi consciencia pueda por fin…olvidar que estás aqui. Cumaná, 1 de Mayo de 2011.