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domingo, 20 de enero de 2008

ENCUENTROS

De la antigua casa sólo corredor y sonidos encontrados
sólo recuerdos del pasado y espantos infantiles.
Del viejo corredor donde oscurecía la luna
sólo los grillos quedan, los sapitos, su canción.

Sentados y atentos sobre la pileta
los niños escuchaban del abuelo aquella canción.
Canción de santo tiguititiguito del santo de la laguna por aquí pongo este lazo para ver si pasa alguna…

Rompíase luego el silencio para abrir historias inventadas…
un discurrir de palabras vestidas de muertos y aparecidos. Y se vestía la noche con SU oscura brillantez, miradas y silencio, de tules estrellados y lunares intensos.
La historia de niña enterrada… aquella que cantaba
una dulce melodía a la madre que cortaba las plantas en flor, sus largos cabellos en flor.

Desde el cuarto de la abuela la historia
de la luz eléctrica y los generales, del monseñor y sus lacayos.
Del abuelo cocinero, amoroso y alcohólico
a punto de ahogarse con un trozo de carne robada en la casa del obispo.
De la abuela vendiendo empanadas y del niño que alquilaba su bicicleta para mantener a la familia.. las historias se cargaban con el olor de los altares, apegadas a recuerdos, a la sapiencia de los viejos
y a la antigua oración, a la mano tibia que cubrría el cuerpo de los huérfanos y a los labios que ofrecían bendición.

Tiempo ahora discurre en otros tiempos
La seguridad nacional se lleva al hombre
Y entonces, comienzan a doler nuevas historias
Y cuando regresan los pasos del hombre hasta la casa…se vacían de aventuras los espacios.. y se debaten en la eterna lucha por no reposar en los olvidos…

Ave migratoria llegas evadiendo historias nuevas
Nada ha muerto en tus alas rotas ni en los muros de la viaja casa… la casa de los ensueños…el rancho de los abuelos idos…

Sigues allí, como siempre, inerte y sin aliento… sin perder tu esplendor antiguo. Sólo la tenue brillantez de una vela que se enciende al son de aquella tonada del abuelo… de una canción que revive los secretos, espantos y recuerdos…

Y llegan las sombras a la cita cada noche.
Las armas, del padre y el contrabando del vecino. La Seguridad Nacional que se acerca a las historias que acompañan las vencidas lágrimas dolientes.
Abre suelo la fosa más profunda. Oculta evidencias. Heridas, muchas, sin roturas aparentes. Sin rostros aparentes. Sin amores aparentes.
Regresan cual rumor atardecido y a renacer invitan con su olor de siempre, jobos, jazmines y flor de la reina…

En los zaguanes de la vieja casa. En los zaguanes de la vieja casa, todo sabe a recuerdos viejos y rotas ilusiones...Acechando al pensamiento.
Primero la evocación. Luego, infausta despedida.
Al final, en los aires, un vacío que valora lo perdido. Infinito. Átomos. Sin ruidos. Sólo ecos de otras sombras
Mientras escapan, el viejo rosario murmura oscuridad eb los altares.
En el mismo lugar donde hace siglos se debaten óxidos y sueños.

Junto al recuerdo también vuelven las sombras de la iglesia con sus figuras papales. Escudriñan con miradas ansiosas al pueblo empobrecido. Con sus pies gigantes y deseos, se denuncia al hombre.
También vuelve la muerte del soldado
y la valentía de la madre allá en historias rusas de la guerra. Y vuelven también las señoritas del recuerdo…aquellas que una vez habían marchado…
regresan los cartapacios repletos de recuerdos.

Evocación, te adueñas del alma, del ser, el aire, la risa histérica, locura extrema…Intentas como ayer mientras volaba, abrir los brazos impedidos a los nombres de la infancia.
Intento reencontrar aquel sentir que resplandece en la alegría de otros niños y otros tiempos. Otros niños… que un día partieron con su vida cargada de recuerdos hacia lugares lejanos o a ninguna parte.

Y enciendo una luz para mirarlos desde los altares desde las infancias desde los inviernos
Para hipnotizarme en la claridad de los espantos.
Por las paredes de la vieja casa, como en la sombra de una vela, transitan imágenes perdidas…
oscuras desde siempre. Imágenes de vírgenes, de manos, del viejo cuerpo que se inclina por las noches.
Las manos que se abrazan en el pecho. Agigantado perfil y unos labios que se cercan a la cruz
Luego, el susurro de una oración que se pierde con el viento.

Nada existe hoy… sólo la casa. La casa vieja , el largo corredor
Pero aún persiste cada sombra como vida recobrada
y regresa por costumbre en estas noches
para abrazarse a la eterna la oración
A veces, luz engañosa, el cocuyo y los fantasmas
los duendes inquietos sorprendidos por el alba.

Intento retenerte imagen silente. Abuela taciturna desde los oscuros laberintos de viejas historias. Y te siento venir como palabra viva.
Y contigo volverá la mariposa liberta. Los años quedarán con su mirada de invierno.
Te perderás angustiosa con las tardes inquietas
Te harás libélula, espacio de sol.
Y transitaras por los caminos donde los pies descalzos alguna vez recogieron hojas muertas… allí…
Donde al aire y las palabras invocan otras voces... en la oscura noche de cantos, de abuelos de cuentos.
Y vendrás entonces a abrazar mis recuerdos
en algún viejo libro de historias y amor.
Y anunciarás entonces, tu regreso a la vida
donde la eterna infancia rescata su voz..
Caracas, 1960