viernes, 15 de junio de 2012

MUNDOS

La palabra impronunciable escapó
Susurro de labios sin tiempo
mientras se diluyen las manos
que intentaron detener tantos destierros
Asómase altiva
Una sonrisa carente de verdades
Veneraba otros cuerpos
Silencios esparcidos
Desde ahora en tu dolor,
rumor atardecido más amargos
Tu cuerpo,
vasto cementerio
se disecan los troncos de la hoguera
uevas palabras regresarán
al ritmo del cirio apagando distancias
Volver, nacer. Sueños y silencios
Larga espera, partos siderales
Los amanecidos tomaron la palabra más preciada
Volvieron algo de la nada
Construyeron las soeces oraciones
que hacen temblar al miedo de estos tiempos
Desde sus cuatro oscuridades
Cielo y Tierra trajeron las palabras
y toda una raza habló el idioma conocido
y aprendieron los colores de la vida
y envejecieron en el verde corazón
Entonces
El hombre estaba hecho de huracanes tempestuosos
y donde había luciérnagas sembró fuego sequía y lluvias
Todos Hilaron la perfección de los caminos
Extrajeron el lenguaje oculto de la tierra
pero de tanto hacer caminos encontrados
se volvió un invernadero su planeta
Estaba allí
Rodaba el velo que ocultaba Ojos.
Memorizar recuerdos idos.
Sentada para bordar palabras
Desértica su alma visionaria
Venusina. Vida ajena de sentido.
se palpa en el dolor del hijo
En el sentir inodoro de la tierra.
Se ha mistificado Ahora.
Huyen los perros
Sólo mirada indiferente
Platica palabras sin sonido
Gesticuladas sin espacio tiempo
Por costumbre.
Y más allá
De las galaxias, del vacío
La válvula.
Constante escapar de los silencios
Últimos intentos del sonido.
Cumaná, 1998