Para los mayas, el juego de la pelota fue un deporte
sagrado a través del cual dan razón del nacimiento del sol y la luna mediante el enfrentamiento de los hermanos Hunahpú e Ixbalanqué contra los seres de la oscuridad y la muerte, los cuales negaban la existencia a "la luz universal". En lengua maya este juego recibía en nombre de pok a pok, por el sonido que emite la pelota cuando pega del piso y las paredes de las
canchas, o cuando los jugadores la golpean con sus antebrazos o sus caderas. El juego de la
pelota se relaciona con el movimiento de los astros, razón por la cual algunas
veces participaban seis jugadores en cada bando. La cancha de juego representaba para ellos el
cuerpo humano y los planos celestes; el aro, el lugar por donde debe pasar la
pelota, el punto del solsticio. Los jugadores se transformaban en seres
luminosos u oscuros.
Estos
referentes se explican en el libro sagrado de los mayas “Popol Vuh” o “Libro sagrado del cuerpo
humano” (Pop significa “estera”, lugar sagrado y “cuerpo”; Popol, “casa de la comunidad”
imagen del cuerpo humano; Vuh significa “Libro, Biblia”). Los pueblos mayas de
habla quiché crearon este conjunto de relatos y mitos los cuales fueron integrados
en el Popol Vuh cuando llegaron los españoles. En uno de sus mitos narra la historia de la creación del universo, cuya luminosidad es
representada por los hermanos divinos, Hunahpú e Ixbalanqué,
quienes se enfrentaron a los seres de la oscuridad en una lucha que fue
resuelta con el juego de pelota,
en Chichén Itzá. Estos hermanos retaron a los dioses de la muerte y
bajaron al inframundo para realizar el deporte ritual pok a pok,
Hunahpú e
Ixbalanqué jugaron animosamente en el inframundo; en cada una de las difíciles
jugadas que ejecutaban cada equipo mostraba su habilidad. Los hermanos
luminosos buscaba la victoria por sobre todas las cosas golpeando la pelota con
la cadera, lanzándola cada vez más lejos y a mayor velocidad. Los dioses de la
oscuridad respondían con igual destreza a cada uno de los golpes de pelota.
El pok a
pok era un rito solemne de sentido iniciático cuyo carácter astral lo vinculaba
directamente con el enfrentamiento de los elementos contrarios del universo, sobre
todo, con la eterna lucha entre la luz y la oscuridad. A través del relato de Hunahpú e Ixbalanqué se explica nacimiento del Sol y la Luna.
Los hermanos fueron sacrificados
para su posterior transformación en cuerpos celestes.
Los
integrantes del equipo luminoso golpearán la pelota con sus caderas o con sus
antebrazos buscando realizar jugadas imposibles de responder por el equipo
contrario, y de esta manera, lograr el triunfo de la luz y el nacimiento del
Sol, mientras que el otro equipo jugará por el predominio de la oscuridad.
El juego
de pelota se concibe como un oráculo. Al momento de ejecutarse, la suerte queda echada; todo se reduce al
movimiento de la esfera, que de un lado al otro es golpeada constantemente
hasta que uno de los jugadores realiza un movimiento inesperado y es aquí cuando se suspende el juego: su sino
se había marcado de antemano y la ceremonia final ocurre al instante. El
jugador es decapitado delante de todos los espectadores; con su sacrificio se
buscará el conjuro del fin del Sol y de la destrucción del universo.
Este mito está presente en muchas de las obras del arte maya sobre la vida y la muerte, el enfrentamiento entre la luz y la oscuridad, y la planta que simboliza la fertilidad o el número siete, todos los elementos informan que del sacrificio surge la vitalidad que dará continuidad a la existencia humana en este complicado mundo creado por los dioses.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario