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domingo, 20 de enero de 2008

PÁJARO ASTUR

“Cuando cantaba lo hacía silbando, nada escuchaba y nada veía. Igual al urogallo que cuando reclama a la hembra con su canto de amor, se transforma en piedra”. Betina De La Rosa.

De aquel hombre alto, carismático, justiciero, de barba rojiza, ejemplo del hijo humilde, amantísimo y tímido, sólo queda la imagen del nefasto espíritu, vengativo y sanguinario que alguna vez hizo temblar al pueblo con sólo nombrarlo. De sus ojos verdes, siempre húmedos y tristes, la reminiscencia de una lucha de clases que agoniza en las intrincadas raíces de la historia. Llegó de Asturias. Detrás, vino la guerra. No olvides patria, cómo te desangraste por sus grises resonancias. Cuántas cruces anónimas sembraron tus caminos. Después, la libertad. Pájaro astur, urogallo tallado en las sombras de altamar, sirva tu ejemplo al hombre nuevo que como el ave fénix renace cada día desde los sueños, desde la utopía. Mientras doblega el alba su luz subliminal, tu canto es un dolor que nos acerca desde el puerto donde la secreta verdad de los silencios susurra lo que jamás debió pasar. Emerges desde el fondo del océano, bañado de herrumbres para evocar aquella historia miserable que en la pluma se deslíe desde las distancias. Amaneces y sangras en cada canto de amor olvidado en las sombras de soldados y ficciones. Cuando alguien te nombra, descubre en sí mismo una parte de ti. Oviedo hace mandados, cría pilotos. De la orfandad nacen los hombres tristes, de la pobreza los soberbios y de la discriminación, los vengativos. Guardiamarina de su majestad. Siempre despavorido. Exigencias. Familia y Prostitución. Necesario es huir de ellos. Manuelote, el camino y contrabando tu desnudez. Cárcel y libertad. Pasado y olvido. Pulpería y soldados. Nadie viene al mundo soldado. El hombre tampoco nace, se hace cruel y sanguinario. Cuestión de circunstancias. Te valoraban por justo los indios, negros, mulatos y pardos ausentes de linaje. Sin iglesia Pero mantuanos traidores tejieron rechazo, maltrato y violación. Cambiaron tu vida. La independencia apremia. Júbilo en Calabozo. La guerra llegó a Guacara. Entrega tus caballos, entrégate a otra patria. Nuevos tiempos, discusiones, encuentros y traiciones. Maltratos. Regresa con su grillos de siempre, el encarcelamiento con amenazas de muerte. Ahora libre. Los realistas ríen. Comandante en Calabozo. Olvidada pulpería. Hacia el Caño de Santa Catalina el ejército camina. Valencia se rinde. Desde San Sebastián de los Reyes hasta Clarines te crees abraxas, dios, espanto. Comandante de los pardos. Enemigo de mantuanos blancos, traicioneros e hipócritas que humillaban a los otros por su condición. No perdonan al pardo, al indio, al negro ni al pobre. Te hiciste guerrero vengativo. Atraes a los blancos hasta tu festín de brujas. Fusilar y bailar te tranquiliza. Pretendes huir del rencor y los malos recuerdos Sólo cuentas con un ejército de pardos, negros, indios y mulatos. Juan Palacios y Andrés Machado van delante. Todos van tras de ti. No pelean porque odian a los realistas o a los patriotas. Van a la guerra por la libertad de su gente, de su pueblo, de su clase. Tampoco aspiran fortuna. Pero se inmolan en otra guerra fraticida de circos y venganzas. Escuchan “El Piquirrico” y cumplen tus órdenes. Muchos dicen que el amor no enloquece pero su ausencia si. Inés intuyó tu destino y se llenó de miedo. Ahora, te sientes tranquilo. La historia novelada describe el lado bueno de tu vida. Urogallo de ojos tristes y húmedos, cuando reclamas a la hembra con tu canto de amor, te vuelves piedra. No sólo eres producto de una historia, sino de una época. De una actitud frente a una vida, plagada de mantuanos traidores. En tiempos de guerra no existen los soldados buenos o los malos. Ho decía que todo lo indica la dirección de las armas. El problema, pájaro astur está en cómo actúan las guerras. Las razones de la guerra. En cómo suceden las muertes. Cuántas injusticias se han cometido en el mundo en honor a la paz. Cuántas guerras se suceden cada día, impulsadas por intereses egoístas. Cuántos hombres van a ella cada día sin conocer razones. Si Cuando se actúa bajo engaño o impulsado por la posición de la luna, por la lluvia o por el tono de una canción de moda, no puede hablarse de guerra sino de venganza y crimen. Hoy. Tantos años después,, otros tiempos. No vive justificación alguna para la guerra. Si la discriminación extiende sus brazos para alcanzarnos, importante será cercarla pero, de manera inteligente para no tener que enfrentar sus terribles consecuencias. Necesario si, es hacer patria nueva. Aquella que abre sus espacios a la vida. La vida, sólo encuentra espacios y sentido en libertad. Pero la libertad hay que construirla. Canta patria, como el pájaro astur. Canta para construir la vida. Pero no te conviertas en piedra. Silva contenta por los caminos que transita el hombre nuevo, al amparo de la letra de aquella canción que invita a “romper las cadenas”, de aquellas voces que se escuchan desde tus entrañas, desde la eterna vigilia, para reescribir tu historia.