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jueves, 12 de noviembre de 2020

UNIDAD LATINOAMERICANA

DISCURSO SOBRE LA UNIDAD LATINOAMERICANA Congreso de la República del Perú, Lima, 10 de junio de 2010 

 Presidencia de la República del Ecuador Queridas peruanas y peruanos, queridas ecuatorianas y ecuatorianos, queridas latinoamericanas y latinoamericanos: 

Hace doscientos años, el pensamiento libertario, la acción emancipadora, estuvo abrasando las conciencias, los espíritus y levantando llamaradas de dignidad por la América nuestra. Hace ya doscientos años, nuestros pueblos fueron conquistando heroicamente la soberanía, la capacidad de decidir por sí mismos su destino, liberándose de toda clase de dependencias; y lo hicieron bajo la guía de la palabra iluminada de nuestros grandes próceres, de aquellos que divulgaron las ideas libertarias en las páginas precursoras de El Mercurio Peruano y de las Primicias de la Cultura de Quito, cuya coincidencia en el tiempo muestra claramente que el mismo espíritu revolucionario estaba recorriendo todas las sangres de América mestiza. Pensamientos libres, libertarios surgidos del fondo multitudinario de los pueblos y que nutrieron la conciencia de nuestros próceres iluminando su grito inmenso en Chuquisaca, en la Declaración de Independencia de la Junta Tuitiva de La Paz, de los próceres del Diez de Agosto de 1809, en Quito, de los mártires del 2 de Agosto de 1810, también en Quito. En esas primeras publicaciones de los libres se aplaudió la inmensa dignidad, el ejemplo de Túpac Amaru, que sigue ardiendo de coraje todavía. Pero no fueron solamente Rossi y Espejo, Unanue y Morales, quienes guiaron con su palabra la marcha de los pueblos: después de ellos vinieron San Martín y Bolívar con sus huestes improvisadas al calor de la esperanza; con su talento visionario y su espada invencible, y sellaron para siempre la independencia de un mundo. Es lícito pensar y desear que las mejores páginas de nuestra hermandad estén aún por escribirse, pero es de justicia recordar las más gloriosas, las que escribimos juntos enPichincha, en Junín, en Ayacucho cuando tuvimos en la mano la oportunidad histórica de ser parte de la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria, tal como la imaginó nuestro común libertador, Simón Bolívar. Esa oportunidad histórica está presente hoy en toda su vigencia como tarea urgente, como sueño posible, como responsabilidad compartida e ineludible. Permítanme recordar bajo el cielo de esta Lima tan querida que en los momentos decisivos de nuestra primera independencia, dos ecuatorianas ilustres, Manuela Sáenz y Rosita Campusano, forjaban la unidad de nuestros pueblos trabajando por la causa de la libertad americana. Las dos, Manuela y Rosa, fueron honradas por el General San Martín con la orden de Caballeresas del Sol. Ellas anduvieron peleándole a la vida, la libertad de América, entre proclamas, sediciones, espionajes a favor de la causa libertaria, prendidas de la llama de la esperanza de cambiar. Tiempos tremendos, durísimos, nadie nos regaló la libertad, la independencia. Nuestros próceres escribieron con sangre estas páginas de gloria. Bolívar, por entonces, anunciaba con su clarividente voz: “La unidad de nuestros pueblos no es una simple quimera de los hombres, sino un inexorable decreto del destino”. Esta guerra de emancipación no solo se libraba en los campos de batalla, con el atronar de los cañones; en los escenarios del pensamiento también se desarrollaba una lucha a pura vida en contra de la muerte; la simiente sembrada a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII por notables filósofos, teólogos y juristas que, desde las cátedras de la Universidad de San Gregorio, iniciaron una profunda renovación del pensamiento, que no solo incluyó la superación del viejo y anquilosado pensamiento escolástico, reducido ya a una caricatura de sí mismo, sino que sentó, en forma crítica y audaz, los fundamentos para la concepción de los nuevos Estados. Hoy, hemos superado y para siempre el encono y la tragedia, que durante tantos años mancharon y desangraron a nuestros pueblos. Esa fe compartida, la historia y especialmente el futuro común, la voluntad política de los gobernantes, la consagración pacifista de sus pobladores, serán la salvaguarda y la garantía para que nunca más un cambio de diatribas sea responsable, con la sombra oprobiosa de las armas, de la desunión de nuestra gente. Vengo desde mi Patria ecuatorial para entregar a las peruanas, a los peruanos, un gran abrazo fraternal; vengo a esta Patria que fue cantada por sus poetas y relatada por sus historiadores, para renovar los votos de fe en nuestro destino común; vengo con mensajes de paz y unidad, que son ahora, sobre la base de la equidad y la justicia, la gran meta de todos nuestros pueblos. Mi agradecimiento por las amables palabras del señor Presidente del Congreso del Perú, que son portadoras del sentimiento de amistad que hoy, por felicidad histórica, define las relacionesentre nuestros respectivos países. Agradezco también, no a nombre mío, yo sé que esta condecoración no es para el presidente Rafael Correa, sino para el pueblo hermano al cual represento; agradezco también, a nombre de las ecuatorianas y ecuatorianos la “Medalla de Honor del Congreso de la República del Perú”, en el Grado de Gran Cruz; esta condecoración, sus eslabones, constituyen un puente de amistad y de cariño entre nuestros pueblos. Invoco la memoria de nuestros precursores, de nuestros próceres y combatientes por la soberanía, por la dignidad, de quienes hicieron nacer a nuestras Patrias libres y soberanas, para recordar que nuestra ruta está trazada ya desde hace doscientos años, y que llevarla a su destino es la responsabilidad que la historia ha puesto en nuestras manos. Es por eso, justamente, que la Constitución Peruana ha dispuesto en su artículo 44, que uno de los deberes del Estado, junto a la defensa de la soberanía y los derechos humanos; junto a la protección de sus pobladores y su seguridad;junto a la búsqueda del bienestar general que se funda en la justicia, se encuentra el deber de … establecer y ejecutar la política de fronteras y promover la integración, particularmente latinoamericana, así como el desarrollo y la cohesión de las zonas fronterizas, en concordancia con la política exterior. ¡Qué importante es este reconocimiento del deber primordial del Estado, inscrito en la Ley Fundamental que rige la vida jurídica de este noble país! En ese reconocimiento se encuentra el fundamento y el punto de partida de lo que debe ser el proceso de la unidad americana, que irá lentamente reemplazando el concepto de frontera por el de integración y cohesión, tal como está expresado en el texto constitucional, cuyos autores, obedeciendo la voluntad mayoritaria del pueblo soberano, entendieron que ya es imprescindible sustituir la idea de límite y separación, con la idea de unión y conjunción de vida, intereses y principios. El Quinto Eje de nuestra Revolución Ciudadana constituye el RESCATE DE LA DIGNIDAD, SOBERANÍA Y BÚSQUEDA DE LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA. En el que hemos definido con claridad meridiana que: “el Ecuador se integra desde hoy y de manera decidida a la construcción de la Gran Nación Sudamericana, aquella utopía de Bolívar y San Martín, que, gracias a la voluntad de nuestros pueblos, verá la luz y, con sus centellas históricas será capaz de ofrecer otros horizontes de hermandad y fraternidad a los pueblos sudamericanos, pueblos justos, altivos, soberanos”. Hemos probado con el presidente Alan García, con el trabajo mancomunado de los gabinetes de ambos países, que lo que nos une es infinitamente mayor que alguna desavenencia formal o memorial; y, por ello, hoy podemos repetir con orgullo que nada, ninguna antojadiza tradición, ni nadie, ni vendedores de armas, ni azuzadores interesados podrán hacer que volvamos siquiera a pensar en un conflictoterritorial que reavive la lucha entre hermanos. [APLAUSOS] Es mucho más lo que nos une, y podemos abundar en más ejemplos, como la solidaridad demostrada a principio del siglo pasado por la Unión de Comerciantes de Piura que financiaba la reconstrucción de un puente caído en nuestra provincia de El Oro. Mucho antes, Perú fue tierra hospitalaria para nuestros compatriotas proscritos, empezando por Manuelita Sáenz, radicada en Paita, donde murió en 1856. Allí la visitó Ricardo Palma, el más ilustre peruanista, y la visitaron próceres como Garibaldi, el padre de la Italia moderna; Simón Rodríguez, el maestro del libertador; y Herman Melville, novelista norteamericano. El mismo Bolívar, consecuente con su pensamiento instituyó la Feria de Integración que desde 1829 tiene lugar cada año, en septiembre, en Loja. Allá tenemos una comunión mucho más antigua, cuatro veces centenaria, el culto a la Virgen del Cisne –La Churona, como la llamamos en Ecuador-, queconvoca un peregrinaje de millares de fieles que acuden desde el Perú y que en abrazo ritual con los ecuatorianos profesan su fe de manera solidaria, una vocación gemela e indivisible que es una lección de amor para América Latina. En Perú se publicó por entregas, en el diario “La Unión” de Piura, la primera novela ecuatoriana: “La Emancipada” de Miguel Riofrío, patriota liberal exiliado que el Perú supo acoger con magnanimidad, hasta adoptar su manual para la enseñanza del castellano como texto oficial en las escuelas del Perú. Esto ocurrió en la segunda mitad del siglo XIX, y nuestro Viejo Luchador, el General Eloy Alfaro Delgado (por encuesta popular elegido el mejor ecuatoriano de todos los tiempos) gozó también de la hospitalidad limeña y peruana pocos años después. Alfaro se reunía a menudo con escritores y políticos peruanos, y es célebre su entrevista con Antonio Maceo en un hotel limeño para fraguar la libertad de Cuba. Para Alfaro fue fundamental su tiempo de residencia en Lima entre 1886 y 1890. Con la ayuda de Don Ricardo Palma, accedió, a través de la Biblioteca Nacional del Perú, a una serie de documentos sobre la historia latinoamericana; se podría decir que entonces, como sucedió antes con Lamar u Olmedo, éramos ciudadanos del continente (como lo mencionó el señor Presidente del Congreso), y ojalá en el futuro seamos capaces de volver a esa ciudadanía colectiva, que invoca historias, leyendas, tradiciones; pero aún más, en el futuro será no solo justa sino evidentemente necesaria, como necesaria y justa ha sido la relación entre los dos pueblos, ejemplificada por el abrazo fronterizo y entrañable entre Oswaldo Guayasamín y Víctor Delfín, acompañados de poetas, artistas y cantores en los críticos momentos de 1995. También y por supuesto el abrazo cotidiano entre comerciantes, ciudadanos y ciudadanas que expresan con claridad que sobre las diferencias hay ríos subterráneos del corazón que nos unen, que nadie los puede detener. Las voces más altas de nuestra poesía se levantan hermanadas en los versos de César Vallejo y de César Dávila Andrade. Tenemos conocimiento del trabajo armonioso de un guión cinematográfico, que desgraciadamente no ha podido ser encontrado y que realizaran alrededor de 1932, a 4 manos, nuestro Pablo Palacio y, quien fuera Vicepresidente del Perú en el primer período del presidente Alan García, el maestro y sabio, Luis Alberto Sánchez. [APLAUSOS] Sobre las bases de nuestra historia común, de nuestros sueños y esperanzas inauguramos el futuro. El gobierno de la Revolución Ciudadana ecuatoriana, con un abrazo interminable, compromete su apoyo para que la integración efectiva y el desarrollo equitativo sean una bandera de libertad, de unidad y de fraternidad, flameando siempre en el alma de nuestros pueblos. Decía ese inmenso pensador peruano, José Carlos Mariátegui, [APLAUSOS]… uno de los guías del Socialismo del Siglo XXI: “No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano”. [APLAUSOS] Así será, compañero Mariátegui. La doctrina no puede ser un recetario, sino, como él lo decía, “un método de interpretación histórico que allí donde se ha mostrado revolucionario y genuino, no ha obedecido nunca a un determinismo rígido y pasivo”. Socialismo con nombre propio, con nuestra imaginación y nuestras necesidades; sin manuales ni retórica; con nuestra decisión de no culpar al destino, sino trazarlo. Este cambio de época debe significar, además, la reflexión permanente, la autocrítica, la voluntad de cambiar el porvenir y no conformarnos con maldecir la miseria. No culpemos a vecinos ni ajenos; no acusemos aantiguos destinos manifiestos, no endilguemos nuestra responsabilidad a otras generaciones. ¡Vamos hacia el cambio cultural como premisa de la transformación integral de la sociedad!, [APLAUSOS]… así nos podremos incorporar, con la sabiduría milenaria de nuestros pueblos, y con el conocimiento, la ciencia, la tecnología a esa sociedad del buen vivir que tanto demandan nuestras patrias. Luchemos contra las taras sociales, contra la amnesia política, contra el conformismo y la abulia de revolucionarios de escritorio, contra el lacayismo intelectual, contra el sicariato de tinta que mancha vidas honestas, contra analistas falsarios, contra profetas frustrados, contra fariseos y demagogos. Así seremos dignos de ofrendar a las futuras generaciones la Patria Grande, con sus identidades particulares capaces de ofrecer a sus habitantes las condiciones para vivir con bienestar, con justicia, con soberanía y con paz. Atrás ha quedado el tiempo en que proyectos y programas conjuntos de indudable beneficio para los dos pueblos eran relegados por el condicionamiento que imponía el problema limítrofe. Hoy, por el contrario, la demanda de nuestros pueblos y la voluntad política de sus gobernantes, colocan a los dos países frente a un amplio horizonte de cooperación en los más diversos ámbitos. Numerosos acuerdos y convenios, algunos de ellos ya cumplidos y otros en proceso de ejecución, ponen en evidencia la nueva etapa de la relación bilateral, orientada al desarrollo de ecuatorianos y peruanos, especialmente de aquellos que viven en las regiones que hemos llamado fronterizas, y que se han convertido ya en zonas de integración. Podemos avizorar que muy pronto nuestras fronteras serán cada vez más tenues e intangibles, sin minas, sin peligro; con anchas vías y puentes, como ya los tenemos hoy mismo, y con niveles intensivos de intercambio, de ir y venir creativo, incansable. La historia de la unidad de los pueblos se escribe en Latinoamérica hoy día, la escribimos ecuatorianos y peruanos con letras indelebles, con absoluta decisión, con total respeto y fraternidad; y es que pocos pueblos tienen tanto en común, tanta vocación de unidad, tanta cercanía histórica cultural, tanta complementariedad de todo orden, como lo tienen Ecuador y Perú. Los encuentros presidenciales y las reuniones de los gabinetes binacionales de ministros, constituyen el escenario y la oportunidad adecuados para estrechar las relaciones entre los dos países y para hacer el seguimiento de los convenios y de los compromisos que asumimos. Ya hemos realizado tres gabinetes binacionales. ¿En qué lugar del mundo –pregunto yo- los gobiernos de países vecinos sesionan en pleno, conjuntamente? Estamos haciendo historia en este sentido, y en muchos otros sentidos. Se han celebrado encuentros en Tumbes, Machala y Piura y se está preparando un cuartoque tendrá lugar en Loja en el próximo mes de octubre. A modo de ejemplo, puedo decirles que en el encuentro de Piura, celebrado en octubre del 2009, se decidió dar prioridad a tres amplios sectores de la relación bilateral: el desarrollo social y cooperación ambiental; la integración económica, comercial y turística; y, la seguridad. En desarrollo social y cooperación ambiental, con el Presidente Alan García constatamos con beneplácito el trabajo dentro del “Plan de Acción Conjunto para la Superación de la Pobreza en la Zona de Integración Fronteriza, mediante proyectos y acciones en educación, salud, ambiente, desarrollo social y producción para atender a los sectores más vulnerables”, un plan directamente orientado a mejorar la situación de las poblaciones por largo tiempo relegadas de las zonas fronterizas. De otro lado, debe destacarse la dinamia que en los últimos años han tomado las relaciones comerciales entre los dos países, ubicando al Ecuador como uno de los principalesproveedores de productos al mercado peruano y viceversa. Los indicadores de los tres años anteriores muestran un significativo crecimiento de las exportaciones no petroleras, la incorporación de nuevas partidas y los encuentros frecuentes de misiones empresariales que buscan incrementar oportunidades de intercambio comercial. Las cifras demuestran que en el período comprendido entre 1990 y el presente año, el intercambio comercial acumulado ecuatoriano-peruano ascendió a 13.736 millones de dólares, con tasas –esto es muy importante-, con tasas de crecimiento promedio anual de las exportaciones del 10,43% y para las importaciones del 18,05% (cifras del lado ecuatoriano, el recíproco para el lado peruano), en evidente contraste con las tasas de crecimiento anual registradas en el resto del mundo, que llegaron apenas al 8,79% en las exportaciones, y al 11,46% en las importaciones. En otro ámbito, un proyecto que es sin duda emblemático de la cooperación y el entendimiento de los dos pueblos, es el de desminado humanitario, Ecuador y Perú han dado importantes pasos trabajando de manera coordinada en las regiones fronterizas desde hace ya diez años, con la mira puesta en lograr que el año 2017 los territorios de los dos países puedan ser declarados “libres de minas”. Este proceso, que se lleva adelante de conformidad con la “Convención de Ottawa sobre la prohibición del empleo, almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersonales”, debe ser ejemplo para el mundo; el que dos países que tuvieron varios conflictos armados, se encuentren a la vuelta de poco tiempo trabajando juntos para liberar a sus pueblos de una de las más terribles secuelas de la guerra: las inocentes víctimas civiles de las minas antipersonales. Muestra también de la hermandad existente entre Ecuador y Perú es la puesta en práctica de la atención gratuita de los pobladores de laszonas fronterizas en los establecimientos de salud de los dos países. Me satisface enormemente, para mí es una inmensa alegría, informar que hasta el mes de abril de este año, casi 10.000 ciudadanos peruanos han sido atendidos en hospitales y centros de salud ecuatorianos en la frontera común. [APLAUSOS]… Sería cansino enumerar todas las cosas que están avanzando en nuestra frontera común y en la integración de nuestros países. Solo permítanme añadir que el día de ayer, en un nuevo hito planetario, hemos acordado con el señor Presidente del Perú tener embajadas binacionales, es decir, representando a los intereses de ambos países. [APLAUSOS]… De esta forma la embajada ecuatoriana en Suecia representará también los intereses de Perú y la embajada peruana en Argelia representará los intereses de Ecuador. La integración no es para nosotros una opción entre otras, ni queda sujeta a los cambiantes factores de nuestra vida económica y política. La integración, en la que tanto soñó nuestro común Libertador, es hoy un imperativo histórico ineludible, y a él deben quedar supeditadas las agendas nacionales. Es mucho lo que se ha logrado en los últimos 10 años en esta materia. En América del Sur hemos superado grandes obstáculos históricos para dar vida a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR). Un proceso de integración realmente alentador que busca unir a regiones tradicionalmente apartadas, como lo han sido los países andinos de los países del litoral atlántico, y que permita por fin que América del Sur se conforme como un bloque de peso en el concierto internacional, con injerencia en las grandes decisiones de la humanidad. Como Presidente del Ecuador y presidente pro tempore de UNASUR, quisiera sinceramente agradecer la diligencia y prontitud con la que el Congreso del Perú acogió nuestro pedido de aprobar el tratado constitutivo de la Unión de Naciones de Suramérica. Cuando muchos de los pueblos de América Latina nos encontramos celebrando el Bicentenario de nuestros nacimientos a la vida independiente, nuevos vientos de cambio, de revolución, que nos conmocionan desde las montañas a los valles y penetran hasta el íntimo del alma, están transformando las conciencias de millones de hombres, niños y mujeres que se ponen de pie y saludan el comienzo de una nueva historia. Hemos entendido por fin que hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez, como sentenciaba hace 200 años la Junta Tuitiva en Bolivia, al emprender la lucha por su primera independencia. Qué bello ver, 200 años después, a una América Latina que vuelve a despertarse, que busca su verdadera independencia y emancipación, y su tan anhelada, pero frustrada unión para así enfrentar los retos del futuro. Bolívar (lo vemos hoy) no aró en el mar ni sembró en el viento. Y como decía el día de ayer en la Universidad de San Marcos, cuando logremos nuestra unión, adiferencia de uniones como la europea, que tendrán que explicarles a sus hijos por qué se unieron, nosotros tendremos que explicarles a los nuestros por qué nos demoramos tanto. [APLAUSOS]… Desde el sur del Río Bravo hasta la Patagonia soplan vientos de cambio y renovación, está reverdeciendo la esperanza. ¡Vamos decididos y alegres, con el alma llena de banderas a la consecución de nuestra unión y de nuestra segunda y definitiva independencia! ¡Qué viva el Perú!, ¡qué viva Ecuador!, ¡Que viva nuestra Patria Grande, la América Latina! ¡Hasta la victoria siempre compañeros! Muchas gracias. Dios los bendiga. 
Rafael Correa Delgado PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR