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martes, 8 de enero de 2008

Caso Yumare. "La Disip nos quería fusilar"


Por: Panorama Digital
Fecha de publicación: 11/03/07
Credito: aporrea.org


El gobierno de Octavio Lepage aseguró que las nueve personas en Yumare habían enfrentado a las comisiones de la Dirección de Servicios de Inteligencia y Protección (Disip).

“Yo subí a Yumare, en el primer grupo junto con seis compañeros más, el lunes 5 de mayo. El martes subió otro grupo y el miércoles iba a llegar el grueso de las personas.

Estábamos en las inmediaciones del sector La Vaca, del estado Yaracuy.

El motivo de la reunión era simple. Era una asamblea nacional donde todos los miembros del grupo íbamos a bautizar el movimiento, que se iba a llamar Movimiento 5 de Julio, Movimiento Bolivariano.

Nuestro grupo sólo quería recoger el ideal bolivariano.

Entre los que me acompañaban estaban Jhony Ríos; Edmundo Rojas, hermano de Dilia, y Ermundo Romero, que también era hermano de Simón Romero. Todos sobrevivimos al ataque.

Ese mismo miércoles a las 7:00 de las noche Alirio Rebanales, a quien le decíamos ‘Enrique’, nos dijo que las cinco personas que estaban conmigo nos quedaríamos cerca de la zona donde se haría la reunión. Mientras que el resto de los muchachos (las hoy víctimas) esperarían en la carretera a los demás que llegarían de Caracas y Valencia, como a la 1:00 de la madrugada.

Enrique junto con Alirio Rebanales, su hermano; Bergenis Beraciarte y Antonio Rojas estaban de infiltrados.

Ellos llegaron a formar parte de nosotros en el año 1984 cuando el compañero Ronald Morao (una de las víctimas) se consigue en el estado Sucre con Nolberto, quien venía de Bandera Roja, allí empezaron a conversar qué estaba haciendo cada uno.

Morao le dice a Rebanales que estaba unido a un grupo que quería rescatar el pensamiento de Bolívar y el tipo se mostró interesado.

Durante un año Enrique estuvo con nosotros, pero lo que desconocíamos era que él en el año 79 lo agarró preso la Disip (Dirección de Servicios de Inteligencia y Protección) con los otros tres.

Ellos pasan a trabajar a ese organismos, pero de forma encubierta, y seguían militando en Bandera Roja, pero nadie sabía que colaboraban para la Disip.

Estuvieron dos años infiltrados conociendo a todos. Eran los encargados de conseguir los sitios de reunión y la logística.

Reunión

Ellos mismos se encargaron de separarnos. A las 10:30 de la noche del miércoles 7 de mayo, los muchachos se fueron para la carretera, prácticamente, se los entregaron para que los mataran.

Nosotros calculamos que a ellos los agarran detenidos, entre 11:00 y 12:00 de la medianoche.

Se los llevan para un sitio distante porque, mientras nosotros estuvimos cerca de donde nos íbamos a reunir, no escuchamos disparos y mucho menos gritos.

Suponemos que a un caserío que está como a dos kilómetros de Yumare.

Esa noche yo dormí en el suelo y algunos de mis amigos en chinchorros. En la zona habían disip porque, aproximadamente a las 10:00 de la noche, sentí un camión que subía. En ese momento le pregunté a Nolberto: ‘de quién es ese camión’ y él me respondió: ‘Ese es un camión ganadero, no ve que está en una zona ganadera’.

Con el tiempo nos enteramos que era un camión, tipo cava, que iba subiendo los comandos de la Disip que iban masacrarnos.

Nolberto nos pidió que nos quedáramos en el lugar, a 100 metros de donde nos reuniríamos, que él vendría a buscarnos en la madrugada. A las 5:45 empezó una balacera, era el show del, supuesto, enfrentamiento justo donde estábamos nosotros.

Cuando ellos (funcionarios de la Disip) simularon el enfrentamiento ya los muchachos estaban muertos, es decir, que los colocaron allí.

Incluso, los médicos que recibieron los cuerpos en la morgue del hospital, luego que pasó todo, nos dijeron que los habían obligado a firmar el acta de defunción, donde decía que la hora de muerte era, supuestamente, las 6:00 de la mañana; sin embargo ellos creían que los muchachos habían muerto tres horas antes (3:00 de la madrugada).

Tiroteo

Empezó amanecer y nos comenzamos a preocuparnos porque Nolberto no regresaba. De repente, la balacera. Nosotros sentíamos las balas que nos pasaban por encima de la cabeza. Nos tiramos en el suelo, ese tiroteo duró no más de tres minutos.

Después dejaron de dispararnos. Estábamos desorientados nos preguntábamos, nosotros mismos, qué estaba pasando, quién estaba disparando y por qué.

Pero, en esos días, cualquier persona que era de izquierda se le perseguía.

Pasaron unos segundos, y se escuchó como por un megáfono: ‘Atención los que están allá arriba ríndanse porque los vamos a matar’.

Los seis nunca pensamos en rendirnos, a pesar que no teníamos nada pendiente con la ley.

Decidimos correr hacia una quebrada y subir a un montaña. Todo pasó muy rápido, y una segunda ráfaga de disparos se escuchó nuevamente.

Nos lanzaron granadas y nos repetían ‘ríndanse, los que están allá arriba, son 24 sabemos quiénes son’.

Seguimos subiendo y sentimos a gente corriendo detrás de nosotros, corrimos mucho, por más de tres horas seguidas.

Estuvimos metidos en la montaña desde el 8 de mayo hasta el 23 de mayo, es decir, 15 días. En esos momentos, no pudimos dormir porque la plaga no nos dejaba.

Tomábamos agua y conseguíamos guayaba, o cualquier otra fruta, la picábamos y nos tocaba un pedacito para cada uno.

Gracias a Dios ninguno estaba herido, sólo que por la plaga nos rascábamos y nos salían llagas.

Cuando empezó el tiroteo nosotros decidimos correr a la montaña porque creíamos que los otros compañeros con la balacera también estarían allá.

Ayuda

Luego de estar ocho días montaña adentro nos dimos cuenta que estábamos caminando en círculo, porque reconocimos una parte del río.

Después de eso decidimos caminar río abajo y llegamos a un caserío donde un campesino nos dijo que andaban funcionarios de la Disip y el Ejército por la zona.

Muy amablemente el señor nos ofreció una ropa, pero no nos dejó quedarnos en su casa, y nos dijo que caminando por el río llegaríamos al pueblo Carabobo.

Tuvimos varios días caminando y llegamos al lugar, allí nadie nos quiso ayudar, sólo nos manifestaron que cruzando el valle de la montaña encontraríamos la carretera.

Pasamos tres días más caminado los cinco porque uno de nosotros se quedó en casa de un familiar en el caserío.

Cuando nos enteramos que estaban muertos fue muy doloroso, pero peor fue cuando los familiares nos contaron el estado en el que estaban los cadáveres.

Dilia tenía los senos macheteados. Según cuenta su familia, a ella la agarraron dos días antes porque la vieron en San Felipe montada en una camioneta blanca, con las manos hacia atrás como si tuviera esposada.

La Disip, en la primera declaración que dio a la prensa, dijo que había 15 muertos porque los otros seis éramos nosotros. Nos querían fusilar y simular con nosotros el enfrentamiento que nunca hubo.

Gracias a Dios se le truncó su plan porque de lo contrario estuviéramos más muertos”, narró Luis Machado, uno de los seis sobrevivientes de la Masacre de Yumare, ocurrida el 8 de mayo de 1986 y donde perdieron la vida nueve personas.